Cuando entramos en una estancia y una o mas de sus paredes son de piedra (o al menos lo parecen) nos invade un sentimiento de hogar, nos sentimos acogidos. Y es que deben haber quedado archivados en alguna parte de nuestro remoto inconsciente los recuerdos de nuestros ancestros que usaban piedras para construir sus casas. En definitiva, asociamos ese tipo de casas rústicas al confort, la paz y la serenidad.
Personalmente, me encantan este tipo de paredes no sólo por lo que representan y transmiten sino también por el gran poder decorativo que las caracteriza. Sin embargo, poner una pared de piedra real suele ser costoso y requiere, obviamente, que se realicen obras con todo lo que ello supone. Por lo tanto, una magnífica alternativa es el vinilo decorativo como el que hoy te traemos que nos da la oportunidad de revestir interiormente las paredes con el efecto “pared de piedra“.
Son muchas las ventajas de optar por el vinilo en lugar de por la obra. La primera radica, como ya te hemos mencionado, en el coste. Es indiscutible que el valor económico del autoadhesivo representa una fracción muy pequeña de lo que cuesta hacer una pared de piedra. Así mismo, y aquí es donde mencionamos la segunda ventaja, por tratarse de una cuestión únicamente visual, la pared no tendrá el peligro de filos ni lascas sobresalientes, ni habrá fisuras juntando polvo y arañas.
Como una cosa más a favor mencionaremos la comodidad del fijado ya que, el vinilo, está dividido en rectángulos manejables donde las uniones quedan invisibles y por último, pero no por ello menos importante, está el hecho de que se puede retirar cuando queramos cambiar el estilo de decoración.
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